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La curva de innovaciones a través del tiempo se acelera día a día. Ha pasado de ser lineal a ser exponencial. Esto significa que internet es solo una pequeña parte de todo el ecosistema digital que nos rodea. Nuestra capacidad de adaptación va a tener que ser más acelerada también. Pero necesitamos herramientas que nos ayuden a adaptarnos al cambio y a obtener valor del contexto de oportunidades que representa la salud digital.

Hablamos de conocimiento, de habilidades y de aptitudes. Es decir, competencias digitales: intersección entre conocimientos, habilidades, actitudes y valores, así como la movilización de estos componentes para transferirlos al contexto o situación real, creando la mejor actuación /solución para dar respuesta a las diferentes situaciones y problemas que se planteen en cada momento, con los recursos disponibles, que no siempre ha de ser la tecnología más avanzada.

En el año 2005, la OMS recomendaba a las diferentes organizaciones e instituciones que empezasen a incorporar medidas reglamentarias relacionadas con la salud digital.

Por su parte, la Unión Europea, en 2018 empieza a adoptar medidas para el desarrollo de competencias clave y capacidades digitales de los europeos. El 90% de todos los empleos requerían un cierto nivel de alfabetización digital.

En todos los planes de salud, empezaron a mencionarse medidas específicas para desarrollar habilidades para desenvolverse en el contexto. En España ya existe una secretaría general de salud digital pero todavía nos falta dar el salto.

 

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Las 7 competencias clave

Cuando alguien busca formación en competencias digitales ya espera algo diferente. Pero todos se sorprenden en cuanto a la aplicabilidad real que tiene en su trabajo.

1. Visión innovadora

Es la capacidad de adaptarnos al contexto contemporáneo. La diferencia entre los nativos digitales y los que no lo son, no es que los primeros sepan utilizar la tecnología de manera innata, sino que tienen menos miedo a utilizarla y una actitud más abierta. Se trata de entender cómo evoluciona el ecosistema de la salud, cómo se introducen nuevas soluciones de salud digital y cómo podemos utilizarlas y adaptarlas a nuestro contexto.

Debemos tener una mente abierta y una gran capacidad de aprender y desaprender. Durante la pandemia, por ejemplo, hemos visto como han ido cambiando las evidencias científicas y como se ha ido adaptando toda la información. Pero realmente no hemos sido capaces de adaptarnos: estamos casi saliendo y seguimos hablando de la parte de desinfección de objetos y no hacemos tanto énfasis en el tema de los aerosoles. Nos cuesta mucho aprender y desaprender, y esa actitud es importante a la hora de aplicar la salud digital.

La innovación se trata de saber qué tenemos a nuestro alrededor y adaptarlo. Ningún problema debería ser resuelto dos veces.

2. Gestión de la información

Prácticamente toda la información ya está en internet y debemos ser capaces de gestionar el gran volumen que hay. Hablamos de infodemia para referirnos a la pandemia de información que hemos tenido con el COVID, y es importante saber gestionarla porque si no nos puede abrumar.

3. Identidad digital

Todos tenemos una identidad digital por el mero hecho de estar en presentes en internet, y a partir de todo lo que compartimos en redes también se crea nuestra reputación profesional. Por ello, nuestras redes deben tener un estilo y una forma, siendo conscientes de que nuestro contenido puede dejar huella.

4. Red

Antes conocíamos a nuestros pares en los cursos, en los trabajos y en los congresos. En cambio, ahora estamos muchos, o la gran mayoría, a un clic de distancia. Y no es mejor profesional el que más conocimiento atesora sino el que es capaz de activar y movilizar su red para acceder a la información y encontrar a las personas que necesita porque tienen ese conocimiento.

Tener acceso a mentores que están presentes en la red es también una competencia. Anteriormente, únicamente tenían acceso a estos mentores los que cursaban en las universidades más importantes. Ahora, aunque sería ideal poder interactuar con ellos, al menos se puede acceder a sus contenidos.

Es importante aprender a usar las redes, como Twitter, para filtrar el ruido y conectar con el valor que realmente aportan. Si las redes están bien configuradas, la información te acaba llegando sin tener que ir a buscarla.

5. Aprendizaje permanente

Tanto pacientes como profesionales estamos en constante formación, incluyendo el aprendizaje que nos permiten las redes y el trabajo en comunidad.

Los gestores continúan siendo reacios a proporcionar a los profesionales formación en el campo de la salud digital básicamente porque los propios gestores tienen que desarrollar también sus competencias digitales. Los gestores necesitan entender que el cambio que están sufriendo las organizaciones se basa en que los profesionales sanitarios se adapten e incorporen las nuevas herramientas.

Todos deberíamos estar formándonos en competencias digitales, pero no únicamente desde las organizaciones, sino que directamente desde la universidad.

Debemos impulsar el aprendizaje formal y el informal, el que no es tan explícito. Este se genera a partir de la participación, del intercambio, a través de la generación de espacios de conocimiento y aquí las herramientas digitales también tienen un papel muy importante.

6. Publicación de contenidos

Antes para escribir un libro y publicarlo se tardaba mucho más tiempo. Es importante que los profesionales estén en las páginas web y blogs y empiecen a ofrecer información de calidad. Así, se pueden empezar a prescribir webs y plataformas de forma oficial.

7. Comunicación

La televisión tiene todavía su valor, pero tenemos otras muchas herramientas que nos permiten llegar de una manera muy dirigida y concreta a otros profesionales o a los pacientes. Merece la pena desarrollar habilidades y competencias en comunicación, incluida la parte que implica la teleconsulta. Y los profesionales deben estar donde están los pacientes para llegar de manera más directa.

 

 

Irene Gonzalez OrtsJosé María Cepeda

Enfermero de emergencias en la Gerencia de Emergencias Sanitarias desde 2002. Fundador del proyecto Salud Conectada y director de SalusOne

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